viernes, 10 de febrero de 2017

NEBRASKA*** - 2015 - ALEXANDER PAYNE



De padres viejos, América profunda, padres e hijos y demás familia. Muy tierna y con pequeños golpes de buen humor. Recuerda a UNA HISTORIA VERDADERA (1999), la única película que me ha gustado del prestigiado o prestigioso David Lynch (y cuando digo yo prestigioso o prestigiado ya sabéis qué quiero decir...).


Estados Unidos es una tierra grandiosa convertida en un paisaje desolador. 



Como las familias, esas "células de la sociedad" que nunca parece que acaben de funcionar.


Tampoco los trenes funcionan bien en Estados Unidos pero el silbato de sus locomotoras es una parte íntima de su paisaje. En Nebraska no suenan ni los silbatos de los trenes.


Hay mucha más carretera. Y camionazos que adelantan a los coches. Como a nosotros cuando conducía yo por Buffalo. Por suerte aún no padecía de incontinencia urinaria.


Ni tuve que soportar a unos primos imbéciles

Ni ver las finales deportivas en familia:



Con madres y abuelas en la cocina


Los bares siguen siendo los centros de la vida social. La única esperanza


Pasada por alcohol, claro 


Alexander Payne fue el que hizo ENTRE COPAS (2004). También LOS DESCENDIENTES, su siguiente película (2011) que aquí la pusimos a caldo. Se ve que hace una buena y una mala. La siguiente toca mala.


Buena parte de su nuevo éxito está en los protagonistas. Los actores 


No hay diosas. Es una pena. No parece ser el tema de Payne. El amor, si existió alguna vez debió de llevárselo el frío.


Toda nuestra ilusión está puesta ya en un golpe de fortuna. Como el de nuestro protagonista


Yo también me quiero comprar una camioneta nueva

martes, 7 de febrero de 2017

MATCHPOINT* - 2005 - WOODY ALLEN




Escribir reseñas es un trabajo muy arduo que no estoy por hacer en este cuaderno de apuntes. Pero como estamos tan acostumbrados al género a veces me salen titulares. Si tuviera que hacer una reseña de MATCHPOINT para un periódico de esos que piden titulares que sinteticen todo (porque a veces los lectores no leemos más que los titulares) yo pondría: UNA DIOSA VENIDA A MENOS. 


En la célebre secuencia del encuentro sobre la mesa de ping pong entre Scarlett Johanson y Jonathan Rhys Meyers, Woody Allen parecía haber creado una gran diosa y todos los hombres del mundo dimos un respingo en el asiento.


Como no podía ser menos, Afrodita nos enseñó sus artes y sus juegos eróticos:


Y todos los pobres hombres del mundo pusimos más cara de bobos. Cuando la diosa parecía venirse abajo apareció la chica rebelde, y aún dimos un suspiro más:


Cuando vi Matchpoint por primera vez me quedé un poco chamuscado, y no sabía muy bien por qué. Algo había en la película que no me gustaba y lo achaqué a mi manía hacia Woody Allen. En la revisión de Matchpoint que hemos hecho las pasadas navidades me pareció mucho más entretenida que la primera vez, y sin embargo, creo que descubrí sus costuras. La película tiene mucho de juego elaborado en una mesa de trabajo, o sea, de literatura, o sea de artificio, o sea de falsedad. Y en ese jugueteo del guionista, la que se va por el sumidero es la diosa, que escena a escena empieza a convertirse en una mujer vulgar suplicando la atención del guapito jugador de tenis.




Como revimos Matchpoint justo después de haber descubierto a Jonathan Rhys Meyers en Velvet Goldmine, di en pensar que en vez de diosa, lo que se nos estaba ofreciendo en esta película era un nuevo diosecillo:


Pero la cara de tonto y de mentiroso del personaje que encarna Rhis Meyers, a mí no me hizo nunca tilín por muy guapito que sea el tío:


El adinerado padre de la familia protagonista parece un personaje de comic. No puede ser más tonto. O sea, menos creíble.


Y el personaje interpretado por Emily Mortimer, también se pasa de tonta. De tal palo tal astilla. Más plano que el de una fotonovela. Los únicos que de verdad resultan simpáticos son los polis de la última parte:


Hay fotos fuera del plató que parecen resumir todo lo que digo mejor que con palabras: Matchpoint es la sonrisa de Woody y Emily y la cara de pocos amigos de Jonathan y Scarlett


Y es que ya les vale ponerse a hacer dioses para luego regocijarse en mostrar que tienen los pies de barro. 

domingo, 5 de febrero de 2017

MANCHESTER BY THE SEA** - 2017 - KENNETH LONERGAN



No es una obra maestra. Es un dramón. Pero contiene una tremenda TRAGEDIA o dos malas jugadas del destino, y eso la hace más grande de lo que es. Buen cine, sí. Con demasiados saltos adelante y atrás quizás. Algo monótono y machacón Cassey Affleck en su personaje. Majo el chaval (en USA salen buenos actores hasta debajo de las piedras). Bien también la nervios del hermano muerto. Y como contrapunto de todo el paisaje humano, el frío paisaje del invierno en Massachusset, la nieve, el mar, y esos colores azules y verdosos con barcos y y barandillas blancas que parecen de postal.


Pero si por algo le doy las dos** estrellas spypcin en vez de una es porque tiene un estremecedor minuto de MICHELLE WILLIAMS de esos que te clava en el asiento y del que sales diciendo lo de ... ¡pero qué tremendo puede llegar a ser el cine! Qué enorme actriz (o mujer) puede ser la tal Michelle Williams, diosa spypcin por BLUE VALENTINE, y diosa cada vez que aparece en pantalla. Incluso en esa primera aparición en la que casi ni se la reconoce:


Como irreconocible está en los posados de los festivales por donde ha ido promocionándose la película:



El de las gafas y malos pelos es Kenneth Lonegan. Un poco patán ya parece, pero bueno, hay que darle crédito.

La vimos en el cine de verdad el día del estreno en España (!!!). No había casi nadie y no tuvimos que soportar los chismorreos de los inexistentes vecinos de butaca. ¡Bien! Pero la oímos doblada y..., aunque yo era partidario de los doblajes al español porque por lo general eran buenos, no sé que pasa que esta vez nos rayaron bastante. Serán los tacos. Tantos tacos y tanto lenguaje soez y rudo. Si es que la vemos otra vez, que no creo que dé para una revisión, será en VO.